Los problemas ambientales son fenómenos naturales (o provocados por el hombre) que afectan negativamente en la conservación de los ecosistemas, o que representan una amenaza a la vida de los seres vivos.
La mayoría de los problemas ambientales derivan de la acción no planificada del hombre, cuyo crecimiento mundial urbano demanda cada vez más recursos naturales de todo tipo: hídricos, energéticos, terrestres, orgánicos y minerales.
Los problemas ambientales suelen pasar desapercibidos hasta que sus consecuencias se hacen muy evidentes, a través de desastres naturales, tragedias ecológicas, amenazas globales o riesgos severos para la propia salud de los seres humanos.
Ejemplos de problemas ambientales
Destrucción de la capa de ozono. Este fenómeno de disminución de la barrera de ozono en la atmósfera que filtra y desvía los rayos ultravioleta del sol es uno muy bien documentado desde hace décadas, cuando la contaminación atmosférica por liberación de gases empezó a catalizar la descomposición del ozono en oxígeno, fenómeno normalmente lento en las alturas. Recientemente se ha anunciado, sin embargo, la recuperación parcial de la misma.
Deforestación. La tercera parte del planeta está cubierta de bosques y selvas, lo cual representa un gigantesco pulmón vegetal renovando diariamente la cantidad de oxígeno en la atmósfera. La tala sostenida e indiscriminada no sólo atenta contra este importantísimo balance químico, indispensable para la vida, sino que acarrea la destrucción de hábitats animales y pérdida de absorción de los suelos. Se estima que en la última década y media se hallan perdido 129 millones de hectáreas vegetales.
Cambio climático. Algunas teorías apuntan a que se debe a la contaminación sostenida de décadas, otras a que forma parte de un ciclo planetario. El cambio climático como fenómeno apunta a la sustitución de climas secos por lluviosos y viceversa, a la migración de temperaturas y la redistribución de aguas, todo lo cual tiene efectos considerables en las poblaciones humanas, acostumbradas durante siglos a un clima regional estable.
Contaminación del aire. Los niveles de contaminación del aire se han multiplicado en las últimas décadas, producto de la industria energética de hidrocarburos y los motores de combustión, que liberan toneladas de gases tóxicos a la atmósfera, deteriorando así el aire mismo que respiramos.
Contaminación del agua. La liberación de sustancias químicas y desechos tóxicos provenientes de la industria a lagos y ríos, es un factor desencadenante de lluvias ácidas, extinciones biológicas y la despotabilización del agua, que requiere luego medidas extremas para habilitar su consumo, necesario para el sostén de la vida orgánica de todo tipo.
Agotamiento de los suelos. Los sucesivos monocultivos y formas de agricultura intensiva que, a través de diversos métodos tecnológicos, maximizan la producción sin contemplar la necesidad de alternancia del suelo, siembran una problemática venidera, ya que sin descanso los suelos agotan sus nutrientes y la vida vegetal se hace más difícil a mediano plazo. Tal es el caso del monocultivo de soja, por ejemplo.
Generación de desecho radiactivo. Las plantas nucleares generan diariamente toneladas de desecho radiactivo peligrosas para la vida humana, vegetal y animal, dotado además de largos períodos de actividad que superan a la durabilidad de sus usuales contenedores de plomo. Cómo disponer de estos desechos con el mínimo impacto ambiental es todo un reto por afrontar.
Generación de basura no biodegradable. Plásticos, polímeros y otras formas complejas de materiales industriales tienen vidas particularmente largas hasta que por fin logran biodegradarse. Considerando que se producen diariamente toneladas de bolsas plásticas y otros elementos desechables, el mundo cada vez tendrá menos lugar para tanta basura de larga vida.
Ver también: Los Principales Contaminantes del Suelo
Derretimiento polar. No se sabe si es producto del calentamiento global o si es el fin de una era glacial, pero lo cierto es que los polos se derriten, incrementando el nivel de agua de los océanos y poniendo en jaque las fronteras costeras establecidas, así como a la vida ártica y antártica.
Expansión de los desiertos. Muchas zonas desérticas se agrandan paulatinamente, producto de la sequía, la deforestación y el calentamiento global. Esto no se contradice con brutales inundaciones en otras zonas, pero ninguna de las dos opciones es saludable para la vida.
Sobrepoblación. En un mundo de recursos limitados, el crecimiento indetenible de la población humana es un problema ambiental. En 1950 la población humana total no alcanzaba los 3 billones, y para 2012 ya sobrepasa los 7. La población se ha triplicado en los últimos 60 años, lo cual además augura un futuro de pobreza y competencia por los recursos.
Acidificación del océano. Se trata del ascenso del pH de las aguas oceánicas, como producto de las sustancias añadidas por la industria humana. Esto tiene un efecto semejante al de la osteoporosis humana en las especies marinas y prolifera el crecimiento de algunos tipos de alga y plancton por encima de otros, rompiendo el equilibrio trófico.
Resistencia bacteriana a los antibióticos. Quizá no sea una problemática ambiental del todo, ya que afecta principalmente a la salud humana, pero es consecuencia evolutiva del mal empleo sostenido de los antibióticos durante décadas, lo cual ha propiciado la creación de bacterias más resistentes que podrían no sólo causar estragos en el hombre, sino en la mayoría de las poblaciones de animales superiores también.
Generación de basura espacial. Aunque no lo parezca, este problema ha empezado a finales del siglo XX y promete ser algo problemático en eras futuras, a medida que el cinturón de basura espacial que ya empieza a rodear nuestro planeta se agrande con los sucesivos satélites y restos de misiones espaciales que, una vez usados y desechados, permanezcan orbitando nuestro planeta.
Agotamiento de recursos no renovables. Los hidrocarburos, sobre todo, son material orgánico formado durante eones de historia tectónica y se han empleado tan intensa y despreocupadamente que en un futuro cercano se habrán empleado en su totalidad. Qué efectos ambientales traiga eso, está aún por verse; pero la carrera por dar con formas de energía alternativa no siempre apunta a soluciones más ecológicas.
Empobrecimiento genético vegetal. La labor de la ingeniería genética en el cultivo agrícola puede parecer una solución a corto plazo para maximizar la producción de alimentos con que satisfacer una población humana creciente, pero a la larga causa el deterioro de la variabilidad genética de las especies vegetales cultivadas e impacta, además, negativamente en la competencia entre las especies, dado que aplica un criterio de selección artificial que empobrece la biodiversidad vegetal de la región.
Contaminación fotoquímica. Esto ocurre en las grandes ciudades industrializadas, en las que hay pocos vientos para dispersar la contaminación del aire, y mucha incidencia UV que cataliza reacciones oxidantes altamente reactivas y tóxicas para la vida orgánica. A esto se le llama smog fotoquímico.
Ver además: Principales Contaminantes del Aire
Fragmentación de hábitats naturales. El crecimiento de la mancha urbana, amén de las actividades mineras y de tala sostenida, han destruido numerosos hábitats naturales, conduciendo al empobrecimiento de la biodiversidad mundial a un ritmo preocupante.
Efecto invernadero o calentamiento global. Esta teoría supone que el incremento en la temperatura mundial es producto de la destrucción de la capa de ozono (y mayor incidencia de rayos UV), así como de altos niveles de CO2 y otros gases en la atmósfera, que impiden la liberación del calor ambiental, conduciendo así a muchos de los escenarios ya descritos.
Extinción de especies animales. Ya sea por caza indiscriminada, comercio animal o consecuencia de la contaminación y la destrucción de sus hábitats, actualmente se habla de una posible sexta gran extinción de especies, esta vez producto de la mano del hombre. El listado de especies en peligro de extinción es muy extensa y, según encuestas a biólogos especializados en el área, un 70% de las especies animales del mundo podrían estar despareciendo a mediados del siglo si no se toman medidas proteccionistas.
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